Quisimos romper el asedio (a bordo del Free Gaza)
Caricatura de Carlos Latuff
Vittorio Arrigoni (24/08/2008)
A momentos se abatía el barco: Saltamos y danzamos de alegría, cuando oímos en la radio israelí el anuncio del gobierno: habían decidido dejar de avanzar, la marina militar de Israel no impediría nuestro paso. Ahora estamos a 7 millas de la costa, ya en vista de Gaza, con nuestros buques Liberty y Free Gaza. No fue empresa fácil: estábamos zarpando de Chipre contra cada avería, sabotaje, amenazas de muerte y consecuentes deserciones de los capitanes, contra condiciones marítimas adversas. Ahora realmente parecía que lo habíamos logrado: Habíamos demostrado que la historia viene hecha desde la gente común, y que la paz es posible.
En Gaza nos atienden los representantes de una decena de ONG que nos han invitado. Más allá de esto sabemos que decenas de miles de palestinos están prontos a festejar el atraco de la primera embarcación internacional sobre las costas de este territorio desde 1967. Navegando sobre aguas internacionales, y siendo invitados por los palestinos, no consideramos necesario informar a los israelíes.
Nuestro objetivo es romper el asedio israelí de Gaza, demostrando toda nuestra solidaridad a la población palestina. Importando a Gaza, junto a cualquier tipo de primera necesidad, a nosotros mismos: profesores, médicos, operadores humanos y activistas por los derechos humanos. Deseamos ir a ayudar en la escuela, en los hospitales, sobre la ambulancia.
Aunque somos ciudadanos de dieciocho nacionalidades diferentes, todos nos sentimos pertenecer a un mismo hemisferio del mundo, que repudia la violencia que ofende y oprime, aquel totalitarismo enmascarado de legítima defensa que recluye en una prisión a cielo abierto a millón y medio de personas, tal como es hoy reducida la población de Gaza.
Estamos cansados de la inercia de la comunidad internacional, es hora de que cualquiera se mueva para intentar frenar este lento genocidio de inocentes. Buscando romper el asedio, queremos restituir a los palestinos una parte de su libertad negada. Israel no tiene ningún derecho de obstaculizarnos, ni de impedir a personas pacíficas alcanzar Gaza navegando en aguas internacionales y palestinas, sobretodo desde el momento en el que Israel ha declarado que no tendrá más ocupación en Gaza. Llevamos con nosotros redes: desembarcados, primero iremos a pescar con los pescadores palestinos, hoy reducidos a blancos flotantes para los francotiradores que están sobre los barcos de guerra israelíes.
En el camino de regreso hacia Chipre queríamos llevar con nosotros a todos aquéllos enfermos que necesitaran de atenciones médicas urgentes e inmediatas.
Divisando la costa de Gaza, nos sentíamos cerca de la prisión más grande que haya sido edificada - donde los guardianes, el ejército israelí que patrulla las fronteras, impone el hambre como castigo colectivo a los civiles, cometiendo un crimen contra la humanidad. Una ocupación que, como dice Jeff Helper, hebreo israelí embarcado con nosotros, representa una actitud opuesta de la verdadera esencia de la religión, cultura y moral hebrea.
A algunos de notros nos pasa que suena el teléfono. Número oculto, y son amenazas de muerte. "Hola O., has decidido cómo vas a morir hoy?". No solo los palestinos embarcados con nosotros, también la familia de Luaren Booth, cuñada de Tony Blair, han estado seriamente amenazados.
Para disipar toda duda les pedimos a las autoridades portuarias chipriotas que inspeccionaran minuciosamente nuestra embarcación para evitar posibles sabotajes, y demostrar que no transportamos armas o mercancía de contrabando.
A momentos se abatía el barco: Saltamos y danzamos de alegría, cuando oímos en la radio israelí el anuncio del gobierno: habían decidido dejar de avanzar, la marina militar de Israel no impediría nuestro paso. Ahora estamos a 7 millas de la costa, ya en vista de Gaza, con nuestros buques Liberty y Free Gaza. No fue empresa fácil: estábamos zarpando de Chipre contra cada avería, sabotaje, amenazas de muerte y consecuentes deserciones de los capitanes, contra condiciones marítimas adversas. Ahora realmente parecía que lo habíamos logrado: Habíamos demostrado que la historia viene hecha desde la gente común, y que la paz es posible.
En Gaza nos atienden los representantes de una decena de ONG que nos han invitado. Más allá de esto sabemos que decenas de miles de palestinos están prontos a festejar el atraco de la primera embarcación internacional sobre las costas de este territorio desde 1967. Navegando sobre aguas internacionales, y siendo invitados por los palestinos, no consideramos necesario informar a los israelíes.
Nuestro objetivo es romper el asedio israelí de Gaza, demostrando toda nuestra solidaridad a la población palestina. Importando a Gaza, junto a cualquier tipo de primera necesidad, a nosotros mismos: profesores, médicos, operadores humanos y activistas por los derechos humanos. Deseamos ir a ayudar en la escuela, en los hospitales, sobre la ambulancia.
Aunque somos ciudadanos de dieciocho nacionalidades diferentes, todos nos sentimos pertenecer a un mismo hemisferio del mundo, que repudia la violencia que ofende y oprime, aquel totalitarismo enmascarado de legítima defensa que recluye en una prisión a cielo abierto a millón y medio de personas, tal como es hoy reducida la población de Gaza.
Estamos cansados de la inercia de la comunidad internacional, es hora de que cualquiera se mueva para intentar frenar este lento genocidio de inocentes. Buscando romper el asedio, queremos restituir a los palestinos una parte de su libertad negada. Israel no tiene ningún derecho de obstaculizarnos, ni de impedir a personas pacíficas alcanzar Gaza navegando en aguas internacionales y palestinas, sobretodo desde el momento en el que Israel ha declarado que no tendrá más ocupación en Gaza. Llevamos con nosotros redes: desembarcados, primero iremos a pescar con los pescadores palestinos, hoy reducidos a blancos flotantes para los francotiradores que están sobre los barcos de guerra israelíes.
En el camino de regreso hacia Chipre queríamos llevar con nosotros a todos aquéllos enfermos que necesitaran de atenciones médicas urgentes e inmediatas.
Divisando la costa de Gaza, nos sentíamos cerca de la prisión más grande que haya sido edificada - donde los guardianes, el ejército israelí que patrulla las fronteras, impone el hambre como castigo colectivo a los civiles, cometiendo un crimen contra la humanidad. Una ocupación que, como dice Jeff Helper, hebreo israelí embarcado con nosotros, representa una actitud opuesta de la verdadera esencia de la religión, cultura y moral hebrea.
A algunos de notros nos pasa que suena el teléfono. Número oculto, y son amenazas de muerte. "Hola O., has decidido cómo vas a morir hoy?". No solo los palestinos embarcados con nosotros, también la familia de Luaren Booth, cuñada de Tony Blair, han estado seriamente amenazados.
Para disipar toda duda les pedimos a las autoridades portuarias chipriotas que inspeccionaran minuciosamente nuestra embarcación para evitar posibles sabotajes, y demostrar que no transportamos armas o mercancía de contrabando.